
Una cumbre decisiva: LXVI Reunión Ordinaria del CMC
En la LXVI Reunión Ordinaria del Consejo del Mercado Común, transcendió la Cumbre de Presidentes del Mercosur y Estados Asociados realizada los días 3 y 4 de julio de 2025 en Buenos Aires, donde los países miembro enfrentaron tensiones políticas, pero también consolidaron avances comerciales clave. Este artículo se propone analizar los principales acuerdos, los debates más relevantes y el impacto que estos podrían tener para la Argentina.
La reunión estuvo atravesada por las marcadas diferencias ideológicas entre los mandatarios que lideran las dos economías más fuertes del bloque. Mientras el presidente argentino Javier Milei abogó por una mayor apertura y flexibilización, su par brasileño, Lula da Silva, defendió el rol protector del Mercosur ante la creciente incertidumbre global. A pesar de las divergencias, ambos líderes coincidieron en la necesidad de revitalizar al bloque y mejorar las relaciones bilaterales. En este marco, Brasil aceptó ampliar la lista de excepciones al Arancel Externo Común, permitiendo que los países miembro puedan avanzar en negociaciones comerciales unilaterales, como gesto clave hacia la política exterior comercial de la Argentina.
Uno de los puntos de mayor tensión giró en torno a la posibilidad de emitir una declaración conjunta condenando la situación política en Venezuela. Sin embargo, los diálogos no lograron alcanzar un consenso, evidenciando tanto las limitaciones geopolíticas del bloque como las disputas ideológicas que lo atraviesan.
Durante la cumbre, Brasil asumió la presidencia pro tempore del Mercosur. En efecto, y bajo la conducción del presidente brasileño, se espera que el bloque realice un giro hacia enfoques centrados en la agenda social y ambiental, alineados sobre el relevamiento de políticas asociadas a los derechos humanos, la seguridad regional, la relevancia del crimen transnacional y el impacto del cambio climático.
Paralelamente, se prevé que se profundice el trabajo sobre los recientes acuerdos comerciales firmados y en vías de ratificación. Entre ellos, sobresale el acuerdo con la Unión Europea, que había sido consolidado meses atrás, cobrando un nuevo impulso, con el objetivo de lograr su ratificación antes de fin de año. Sin embargo, fue el tratado con la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA) el que se llevó gran parte del protagonismo. El acuerdo, cerrado poco antes de la cumbre y aún pendiente de aprobación parlamentaria, abarca a Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza, y supone la cobertura del 97 % de las exportaciones del Mercosur, representando un hito en la estrategia de diversificación comercial del bloque.
En el plano energético, se acordó la conformación de un grupo de trabajo destinado a evaluar la viabilidad de exportar gas natural desde Vaca Muerta hacia Paraguay y Brasil, a través del corredor bioceánico. Esta iniciativa podría traducirse en un aumento significativo de los ingresos y la productividad propiamente argentina, además de aportar a la modernización de la infraestructura energética regional como tópico indispensable del actual contexto en demandas de consumo energético.
La cumbre deja varios aspectos positivos para la Argentina. La ampliación del acceso al mercado europeo representa una oportunidad concreta para sectores clave como la agroindustria, la energía y la minería. A su vez, la flexibilización comercial habilita, por primera vez en años, la posibilidad de que el país avance en tratados bilaterales sin comprometer su pertenencia al bloque.
No obstante, los desafíos persisten. Las diferencias políticas dentro del Mercosur y la dificultad para sostener consensos sólidos podrían obstaculizar la implementación de los acuerdos alcanzados. Además, el proceso de ratificación a nivel nacional deberá traccionar negociaciones complejas, tanto en la Argentina como en el resto de los países miembro.
El futuro del bloque dependerá de su capacidad para navegar las tensiones internas y traducir los acuerdos en políticas concretas y sostenibles. En definitiva, no podemos dejar de comprobar que la cumbre ha representado un punto de inflexión para el Mercosur, delineando avances tangibles en materia comercial y la apertura a un mayor margen de acción para los intereses argentinos.

- Diego De La Cruz.







