
Milei: victoria, reconfiguración política y los efectos en la economía
La reciente victoria electoral y la consolidación parlamentaria de Javier Milei (y su coalición) han marcado una etapa de reconfiguración política en Argentina. La combinación de reformas económicas heterodoxas, la polarización ideológica y la necesidad de pactos con fuerzas del centro determinan hoy el rumbo del país. Los efectos son múltiples: reacción positiva en los mercados, tensiones con los gobernadores provinciales por la redistribución fiscal y un replanteo de las relaciones internacionales (en especial con Estados Unidos) que condicionan tanto la solvencia externa como la autonomía política. Las tensiones internas entre la velocidad de las reformas y la gobernabilidad federal constituyen el nodo estratégico del nuevo ciclo.
EL NUEVO MAPA POLÍTICO: DEL BIPARTIDISMO AL TRIPOLARISMO FRAGMENTADO. El triunfo de Milei evidenció el colapso del clivaje histórico peronismo-antiperonismo que estructuró la competencia política argentina durante más de 4 décadas. La incapacidad de las 2 coaliciones principales (el frente de todos y juntos por el cambio) para estabilizar la economía y renovar liderazgos dejó un espacio para una fuerza outsider. El resultado electoral de 2023-2025 puede interpretarse como el inicio de una etapa tripolar, en la que conviven: un peronismo con fuerte presencia territorial pero debilitado nacionalmente; un centro liberal-conservador, heredero de JxC, que mantiene poder institucional en provincias y el congreso nacional y una nueva derecha libertaria, con liderazgo carismático y narrativa rupturista. Este proceso reproduce procesos observados en democracias occidentales recientes (como Italia, Francia o España) donde la desafección política y la polarización moral impulsan la emergencia de partidos antisistema.
GOBERNABILIDAD Y PRESIDENCIALISMO EN MINORÍA. Milei asumió con legitimidad electoral, pero sin mayoría parlamentaria ni estructura territorial consolidada. Ello lo coloca en el dilema clásico de los presidencialismos de coalición: la necesidad de pactar sin diluir la identidad ideológica. El gobierno ha adoptado una estrategia dual: combinar un discurso radical (motosierra y revolución liberal) con prácticas de negociación pragmáticas con gobernadores y bloques de centro. En la práctica, el presidente ha debido apoyarse en alianzas ad hoc con sectores del PRO, partidos provinciales y grupos empresariales. Esta modalidad genera tensiones internas entre el ala doctrinaria y los sectores más institucionales-dialoguistas. A su vez, la utilización frecuente de Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) y la centralización comunicacional en la figura presidencial refuerzan un liderazgo personalista que, si bien otorga cohesión, debilita los mecanismos deliberativos del sistema.
POLÍTICA ECONÓMICA Y ESTRUCTURA PRODUCTIVA. El plan económico se sostiene en tres pilares: 1. Equilibrio fiscal, desregulación de mercados y apertura externa. Las primeras medidas incluyeron recortes de subsidios, reducción de la masa salarial del estado, flexibilización laboral y un intento de unificación cambiaria; 2. Resultados macroeconómicos iniciales en el corto plazo, la política fiscal contractiva generó una caída del consumo interno y del empleo público, acompañada de una desaceleración de la inflación y cierta recuperación de la confianza de los mercados; 3. Economía real y efectos heterogéneos, como el crecimiento del sector energético y agroexportador, pero contracción del comercio minorista y las pymes industriales. | Nuevo modelo de acumulación: el programa oficial busca reorientar la economía hacia un modelo extractivo-exportador centrado en la energía, minería y agronegocios, con fuerte participación de capital extranjero. Este viraje supone una redefinición del rol del estado: de productor y empleador a garante de reglas estables para la inversión.
EFECTOS SOCIALES Y FRACTURA TERRITORIAL. El ajuste fiscal ha producido un reacomodamiento social profundo. Los indicadores de pobreza aunque bajaron más de 20 puntos, aún se mantienen elevados, la desigualdad entre regiones se amplía y la precarización del trabajo informal afecta especialmente al interior norteño y a los conglomerados urbanos periféricos. Los movimientos sociales, históricamente articulados en torno al peronismo, atraviesan una etapa de fragmentación y pérdida de legitimidad, mientras que emergen expresiones juveniles de apoyo a la narrativa meritocrática del gobierno. Este fenómeno ilustra una transformación cultural: la sustitución del estado protector por la ética del esfuerzo individual como principio ordenador.
FEDERALISMO Y RELACIONES CON LOS GOBERNADORES. El vínculo entre la Casa Rosada y los gobiernos provinciales constituye uno de los mayores desafíos estructurales. La reducción de transferencias y fondos discrecionales ha provocado tensiones con gobernadores, incluso aquellos aliados ideológicos. El ejecutivo ha ensayado pactos bilaterales para asegurar votos en el congreso a cambio de obras, regalías energéticas o renegociación de deudas provinciales. Sin embargo, este mecanismo refuerza un federalismo asimétrico, donde las provincias más productivas consolidan una autonomía financiera, mientras las más dependientes enfrentan más restricciones.
POLÍTICA EXTERIOR Y REALINEAMIENTO POLÍTICO. La diplomacia de Milei marca un viraje claro respecto del ciclo kirchnerista: alineamiento con Estados Unidos, Israel y el bloque occidental, en detrimento de China y del eje progresista latinoamericano. | Relaciones con Estados Unidos: el acercamiento se tradujo en apoyo financiero, cooperación en seguridad y promesas de inversión en energía y litio. No obstante, esta dependencia puede limitar la autonomía estratégica argentina frente a eventuales cambios de administración en Washington. | China y el Mercosur: pese al discurso confrontativo inicial, la relación con China no se interrumpió, persisten contratos en infraestructura y swap de divisas. El desafío radica en mantener esa cooperación sin contradecir la narrativa occidentalista del gobierno. Con el Mercosur, las tensiones se expresan en la divergencia con Brasil, especialmente en materia ambiental e integración productiva.
CULTURA POLÍTICA, SUBJETIVIDADES Y NUEVAS GENERACIONES. Uno de los fenómenos más notables es la adhesión juvenil al discurso libertario. Las generaciones más jóvenes, atravesadas por la precarización y la desconfianza hacia la política tradicional, hallaron en Milei una figura de rebeldía contra la autoridad del estado. El uso intensivo de redes sociales, la interacción directa con votantes y la circulación de ideas a través de influencers y creadores de contenido consolidaron un ecosistema digital de legitimidad política. Este fenómeno, caracterizado como ciber caudillismo o populismo de red, redefine la relación entre liderazgo y representación.
TRANSFORMACIONES INSTITUCIONALES Y ESTADO. La administración libertaria ha impulsado una reingeniería institucional orientada a la reducción del aparato estatal, la eliminación de entes reguladores y la privatización de empresas públicas. Estas medidas buscan eficiencia, pero también generan incertidumbre sobre la capacidad del estado para garantizar derechos básicos. El debate central es si la reforma representa modernización o desmantelamiento: los defensores sostienen que promueven un estado ágil y austero; los críticos alertan sobre sus cambios. Sin duda, la Argentina merece una oportunidad de reinserción real en el mundo, hacia un camino de recuperación y productividad necesarios para su desarrollo, bien traducidos en la victoria electoral que los ciudadanos argentinos han evidenciado en las recientes elecciones nacionales.

- Nicolás Figueroa.







