Las PyMEs agroindustriales frente al acuerdo MERCOSUR-UE

El Acuerdo de Asociación entre el Mercosur y la Unión Europea se presenta como una oportunidad histórica para la inserción internacional de las PyMEs argentinas. Con la posibilidad de acceder a un mercado de 500 millones de consumidores con altos estándares de ingreso, el acuerdo podría convertirse en un catalizador de crecimiento para un sector clave de la estructura productiva nacional: las pequeñas y medianas empresas agroindustriales, que representan más del 90% de las unidades productivas del país y aportan valor, empleo y dinamismo a las economías regionales.

Sin embargo, esta potencialidad está atravesada por una serie de condicionamientos estructurales. El acceso al comercio birregional no es automático, ni equitativo. Las PyMEs enfrentan barreras persistentes que dificultan su integración en cadenas globales de valor: costos elevados de certificación sanitaria y ambiental, limitaciones para acceder a financiamiento, escasa infraestructura logística y débil articulación institucional. Estas dificultades se ven exacerbadas por un marco normativo complejo, tanto en origen como en destino, y por una limitada capacidad de las empresas para cumplir con los crecientes requisitos en materia de sostenibilidad ambiental, trazabilidad y eficiencia productiva.

A pesar de los avances normativos impulsados por el Estado argentino —como la Estrategia Nacional de Consumo y Producción Sostenibles o el Programa Argentino de Carbono Neutro (PACN)— la implementación territorial de estas herramientas sigue siendo desigual. Los incentivos y apoyos técnicos no logran cubrir la diversidad y profundidad del tejido productivo pyme, especialmente en zonas alejadas de los principales polos exportadores. En este marco, la cooperación internacional aparece como una palanca fundamental para compensar dichas desigualdades.

Experiencias como el programa AL-INVEST Verde, financiado por la Comisión Europea y articulado con cámaras empresarias y universidades locales, demuestran que es posible construir capacidades técnicas en las PyMEs a través de asesoramiento y asistencia especializada, certificaciones ambientales y apoyo en la adecuación a los estándares europeos. Sin embargo, su alcance aún es limitado y su impacto requiere escalamiento, continuidad y articulación con políticas públicas nacionales.

Asimismo, la reciente incorporación de Argentina a la Enterprise Europe Network (EEN) ofrece un canal para conectar a empresas locales con socios europeos, promover transferencia tecnológica y fomentar alianzas estratégicas. Pero, nuevamente, sin una política activa de difusión, capacitación y acompañamiento técnico, el acceso a estas herramientas quedará restringido a un segmento minoritario de empresas ya posicionadas.

El Acuerdo UE–Mercosur prevé disposiciones específicas para facilitar la inserción de las PyMEs en el comercio birregional, incluyendo mecanismos de cooperación técnica, asistencia financiera y transferencia de know-how. Sin embargo, el verdadero desafío radica en la capacidad estatal de activar, coordinar y sostener esas herramientas en el territorio. La ausencia de una estrategia nacional integral que articule cancillería, producción, agricultura, ambiente y ciencia y tecnología —con fuerte participación del sector privado y de los gobiernos provinciales— podría neutralizar los beneficios del acuerdo para el segmento más dinámico pero vulnerable del aparato productivo.

La apertura de mercados que propone el Acuerdo Mercosur–Unión Europea es tan prometedora como exigente. Para las PyMEs agroindustriales argentinas, representa una ventana de oportunidad real, pero también una prueba de capacidad adaptativa en un entorno global crecientemente regulado. Su éxito no dependerá exclusivamente de su voluntad o esfuerzo, sino del ecosistema de apoyo que se construya desde las políticas públicas y de la cooperación internacional efectiva.

La competitividad ya no se mide solo en precios o volumen exportado, sino en estándares ambientales, trazabilidad, sostenibilidad y capacidad de innovación. Sin una acción estatal decidida y federal, las PyMEs corren el riesgo de quedar relegadas a un papel marginal, reforzando las desigualdades estructurales y desaprovechando una oportunidad estratégica. El desafío no es si las PyMEs pueden integrarse al comercio internacional, sino si el Estado argentino está dispuesto a generar las condiciones para que eso ocurra; como sí lo están haciendo otros Estados que integran el Mercado Común del Sur.

- Victoria Paganini.