La carrera por la IA: un nuevo diferencial de poder

Durante la actual gestión del presidente norteamericano Donald Trump, la primera semana del mes de Septiembre nos dejó sorprendidos: se realizó la cena de los denominados “Big Tech”, puertas adentro de la Casa Blanca. Ejecutivos y fundadores de prestigiosas empresas tecnológicas e innovadoras han participado,  nombrando en este caso a tan solo algunos invitados como Bill Gates (Microsoft), Tim Cook (Apple), Mark Zuckerberg (Meta), Sam Altman (Open AI), Sundar Pichai (Google) y Jared Isaacman (Shift4), concluyendo con la oportunidad de conversar acerca de las inversiones que cada compañía realiza en los Estados Unidos, y qué proyecciones los acompañan a partir de la confiabilidad, trazabilidad y oportunidades de expansión, entre otros asuntos. Esta cena, protocolarmente precisa en cuanto a la estrategia de comunicación, le dice algo muy claro al mundo: estimados, en los Estados Unidos de América estamos trabajando rigurosa y comprometidamente en el afianzamiento de nuestro potencial tecnológico, productivo, económico, innovador, logístico y empresarial, para brindar la colaboración necesaria que en materia de desarrollo logre llevar a nuestro país a liderar la nueva carrera tecnológica y científica, atravesados por el actual momento histórico. 

¿De qué hablamos cuando nos referimos al Diferencial de Poder? En el mundo académico, muchos comprendemos este concepto en asociación directa a la comprobación de pesos y contrapesos de poder acuñados por actores internacionales, a partir de un escenario simbólico o material que logra posicionar la escalabilidad e influencia de los actores parte frente a determinada disputa de intereses. Dentro de ese diferencial de poder no estático en cuanto a su segmento diferencial, no es novedad que nuestra historia colectiva se encuentre trazada por el impacto e influencia marcada a través de la competencia de actores internacionales en diferentes “carreras”, como lo han sido la carrera armamentística, la carrera espacial, la carrera mercantil, la carrera por los recursos naturales y la actual carrera tecnológica-científica. Todas tienen algo en común: la capacidad de un actor en administrar y abastecerse de un recurso material o herramienta definida, que permita dar lugar simbólico al posicionamiento estratégico de ese mismo actor, entre otros actores, ampliando también la capacidad de negociar, asegurar y liderar intereses.

¿Qué está pasando con la Inteligencia Artificial? Es evidente que las transformaciones asociadas a la innovación tecnológica y transición digital, están conectadas a la evolución de la IA, ergo se encuentran atravesadas por las oportunidades competitivas que brinda la optimización y automatización de procesos que permiten aumentar flujos de ventas, enriquecer el análisis estadístico para medición de mercados y segmentos específicos, acompañar la evolución del e-commerce, e incentivar a mejorar la producción en las cadenas de suministros, dando lugar a la generación de sistemas sostenibles, entre otros puntos reconocidos por el Foro Económico Mundial.

¿Qué acciones estamos tomando? El impacto de la IA puede tipificarse en términos económicos, pero también sociales.  Este artículo no se propone demonizar escenarios, sino más bien dilucidar hechos puntuales que  nos invitan a reflexionar y tomar acción. No creo que sea correcto denostar los avances en la Inteligencia Artificial, pues coincido en abrir oportunidades para ejecutar la innovación desde sus fronteras, cada vez más cercanas al impacto individual, regional y local que nos precede. De hecho, prefiero asumir que no hay peor error para una institución, un gobierno o un organismo, que evitar dar con los debates asociados a la evolución permanente de la IA y nuevas herramientas tecnológicas. Hablar de nuevas tecnologías y del avance en la aplicación de inteligencia artificial, nos convoca a sintonizarnos sobre el concepto de “innovación”, lo cual implica consolidar efectos de mejoras y valor agregado a la capacidad de crear nuevas herramientas de impacto para empresas, organizaciones y gobiernos que puedan adaptar una mayor productividad y eficiencia en sus estructuras, generando resultados positivos y deseables. Adentrados en la esfera empresarial, se torna valioso bosquejar lo expuesto por Tim Brown como ex CEO y actual Presidente de la consultora IDEO, donde se miden los alcances de la innovación según indicadores de Factibilidad, Deseabilidad y Viabilidad.

Es claro que, la cena de los “Big Tech” canaliza una visión coyuntural y bien expuesta, pues denota una pieza fundamental en la agenda de intereses del gobierno estadounidense y el “mundo libre”, lo que a su vez debería encender las alarmas, en un sentido técnico y propositivo, de la comunidad internacional y principales proveedores tecnológicos, como también proveedores energéticos, si es que acaso ya no lo han comprendido desde los últimos 20 años.

- Iara A. Gómez, CEO & Founder.